-"SI PUEDES CURAR, CURA, SI NO PUEDES CURAR, CALMA; Y SI NO PUEDES CALMAR, CONSUELA"-
------------------ AUGUSTO MORRI (1841-1932) MÉDICO ITALIANO ---------------
*En estos día estuve meditando sobre la importancia de
acariciar y de que tú recibas caricias, no en el ámbito de la sensualidad ( que
es de suma importancia) sino más bien, en el arte curativo, de sanación.
Por experiencia propia me he da do cuenta que cuando una persona o un animalito que está sufriendo dolores, uno pasa con ternura sus manos en forma de caricias, vemos cómo ellos responden al estímulo de una forma tranquila y sosegada.
Recuerdo las caricias de mi madre cuando yo sufría por mis dolores menstruales, que eran terribles y cómo me relajaba hasta el punto de mitigar ese dolor.
Cuando mi esposo estaba en lecho de muerte por una metástasis y donde más le atacó el cáncer fue en sus huesos, mi madre o cualquiera de nosotros le frotábamos su pierna derecha con un ungüento que no tenía la capacidad de aliviar un dolor de cáncer terminar pero veíamos como él se aliviaba casi inmediatamente por el roce de nuestras manos y con el cariño que se lo hacíamos; tenía un efecto de sedante para él, claro está que la psiquis influía en forma notoria.
He tenido muchas experiencias con animales que he criado como si fueran hijos de mi alma, bueno... en realidad lo han sido y he visto como ellos responden al estímulo de mis caricias, mi última experiencia fue con un bebé de una fox terrier, era el más pequeñito de la manada, que fue el último en salir en su proceso de parto y al que tuve que revivir con masajes, ejercicios y casi con un respiración boca a boca; cuando llegó el tiempo de desparasitarlos (21 días de nacidos) se le dio una dosis un poquito mayor que lo requerido a su peso corporal y el perrito lloraba, gemía y se quejaba constantemente, sentí temor de que se me fuera a morir, le di un medicamento para contrarrestar un poco la acción del parasitario y darle agua para que eliminara su acción pero... hubo algo que sí observé, que mientras le acariciaba su pan cita, su cabecita y su cuerpo, él se tranquilizaba y lograba dormitar en paz, desde que dejaba de acariciarlo, volvía a gemir, tuve esa noche que cubrirlo con la cercanía de mi cuerpo y mi mano sobre él, para aliviarle su dolor, fue una noche de vela pero de gran satisfacción.
Así que comprobamos que las CARICIAS alivian, sedan, amortigua, relaja y calma el dolor tanto físico como moral.
autor alma alada
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