Hoy me liberaré de la depresión y de la tristeza,
que son productos deteriorados creados por mi
mente; por lo tanto, no nacieron conmigo.
Si yo pienso en las cosas buenas del pasado, que
no tengo ahora, me deprimo; si pienso en las
cosas buenas que deseo para mí y no las tengo
ahora, me deprimo. Ese choque entre mi deseo y
la realidad me pone triste.
Pero ahora veo nítidamente que todo no es más
que pensamiento, imaginación, recuerdos,
ansiedades.
¿Por qué cultivar espinas en mi vida?
Comenzaré a cultivar flores, solamente flores.
Plantaré flores en mi sendero y mi camino será
florido y perfumado.
Pondré sol en mi oscuridad mental y la luz
iluminará mi vida.
No es el mundo y no son los acontecimientos los
que me harán feliz, alegre, eufórico, sino la
felicidad, la alegría, y la euforia que existen
en mi mente las que harán, que el mundo, los
acontecimientos y las personas sean felices,
alegres, eufóricos.
Ahora me siento liberado.
Me sumerjo en el oceáno de la alegría.
Me sonrío a mí mismo.
Sonrío a la vida y veo que la vida me está
sonriendo.
Mi alegría no depende de nada ni de nadie.
El reino de los Cielos esta en mi interior.
Si hoy estoy alegre y paso por una playa,
el mar, el sol, las arenas son una explosión de
alegría para mí; si hoy, por el contrario, estoy
deprimido y paso por una playa, el mar, el sol,
las arenas, serán tristes, sin gracia, melancólicos,
como yo.
Yo, por lo tanto, creo la alegría del mundo,
creando mi alegría.
De ahora en adelante, me digo siempre: yo soy
alegre.
Muy alegre. Mi alegría está iluminando mi mente,
mi rostro y todo mi cuerpo. Alegría. Alegría.
Soy feliz.
Lauro TrevizanNamasté