1 ACEPTACIÓN: Aceptar y recibir el hecho del insulto tal cual es, sin por ello estar de acuerdo con su contenido.
2 SERENIDAD: Advertir que no tiene sentido perder la razón ante alguien que, al insultarnos, ya demostró haberla perdido.
3. COMPRENSIÓN: El que insulta está fuera de sí, sumergido en problemas que no ha podido resolver. O bien se siente víctima de alguna injusticia, o bien conoce su falta, pero usa el ataque como defensa. En el fondo es una persona que sufre y se siente desvalido o impotente por lo que, en el fondo, está necesitado de ayuda y contención afectiva.
4. PRUDENCIA: Advertimos que, lo que aparentemente es un ataque a nuestra integridad se diluye y desvanece en lo que realmente es: una opinión adversa sobre lo que aparentamos ser, y no necesariamente lo que somos.
5. PAZ: Si permanecemos serenos ante el insulto, con nuestra actitud, disolvemos al instante cualquier agravio o calumnia.
6. CARIDAD: Si puedo amar y estar en paz cuando me ofenden no solo me beneficio sino que también beneficio a los demás. Irradiando calma colaboro y contribuyo a que los otros se pacifiquen.
7. CONCIENCIA: Si el que me insulta está expresando una verdad sobre mí, aunque de modo inadecuado, aprovecho la oportunidad de tomar conciencia de ello y así poder superarme. Si el agravio no responde a la verdad, entonces no soy quién el otro cree que soy, en cuyo caso no existe motivo alguno para preocuparme.
8. REFLEXIÓN: Permite tomar distancia para examinar el problema con más claridad y evitar caer en un arrebato de ira.
9. APELACIÓN: Permite consultar a la conciencia y que ésta sea la guía de nuestra conducta
10. HUMOR: Es un excelente neutralizador del ácido del insulto.
11. ESTRATEGIA: La mejor estrategia es la que el adversario no espera. Y cuando alguien insulta espera que el otro reaccione con enojo. Permanecer en calma no sólo nos permite gobernar la situación, sino además desarmar al contrincante y sembrar la semilla de la duda en el campo de sus creencias.
12. JUSTICIA: El que insulta, aunque de mal modo, está efectuando un reclamo.
13. TEMPLANZA: Tanto el que insulta como el que se ofende y reacciona han perdido el control sobre sus pasiones.
14. TRASCENDENCIA: Permite tomar distancia con la situación, salir de la misma y observarla desde afuera.
15. LEY DE TERCIOS: Más allá de lo mal o bien que hagamos las cosas, todos contamos con adherentes, indecisos y opositores, en cantidades iguales. Al tercio a favor hay que nutrirlo, al tercio fluctuante hay que seducirlo y al tercio en contra hay que saber gobernarlo. El tercio en contra es indispensable para nuestro crecimiento (los dos errores más frecuentes son intentar conquistarlo o combatirlo). Cuanto más luchamos contra el tercio en contra más lo fortificamos.
16. COMPETENCIA: El adversario, al igual que el suelo, no es nuestro enemigo sino nuestro aliado. Ambos, al oponer resistencia, nos dan la posibilidad de afirmarnos y avanzar en el camino.
17. HUMILDAD: Desde la humildad no aparentamos más de lo que somos pero somos más de lo que aparentamos. Así, el insulto es la oportunidad para recordar que el otro es más que lo que está mostrando con su arrebato.
18. SABIDURÍA: Desde la sabiduría se absorbe el impacto del insulto, como el adulto absorbe el golpe de un bebé. Asimila el agravio y lo transforma, devolviéndolo en una sana convivencia.
19. RESPONSABILIDAD: Somos a la vez tan responsables de dejarnos arrastrar por la ira y la furia cuando alguien nos insulta como de dar una respuesta sana, sensata y justa.
20. LIBERTAD: Al responder al insulto con violencia salimos de nuestra órbita y perdemos nuestro auto dominio. Soy libre de responder con serenidad siendo constructivo pero soy esclavo de reaccionar con ira siendo destructivo.
Habría que recapacitar mucho sobre nuestras reacciones, pero lo malo es que muchas veces nos pilla con el paso cambiado y no nos acordamos, pero no hay mayor desprecio que no hacer aprecio, así que me parecen unos puntos muy interesantes y que lo mejor es no entrar al juego nunca, tomar distancia y a otra cosa, así no se salen con la suya de hundirte que es lo que se pretende.
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