Queremos manifestar la importancia de tener totalmente claro
el deber de no ser cómplices de lo que está ocurriendo, el deber de no ser
mediocres en una sociedad que induce a la mediocridad, el deber de no
autoengañarnos y fundamentalmente el deber del deber de no rendirnos... No te
rindas, guerrera, guerrero, no tienes que rendirte, no puedes rendirte.
La Tierra ha depositado sus esperanzas, para ella misma ser
un salto en su evolución en ti, no puedes, no debes rendirte. Hay algunos deberes
básicos que cumplir y en la última parte de estas conversaciones contigo, quizá
valga la pena decir que es fundamental estar conscientes, que tenemos el deber
de ser reverentes. La reverencia es la incorporación de lo Sagrado en lo
cotidiano, lo hemos dicho siempre, no se trata de hacer una ceremonia una hora
al día y cada día, sino de hacer que nuestra vida devenga en una Sagrada
ceremonia donde todo se vista de Sagrado. Tenemos el deber de ser honestos,
especialmente con nosotros mismos. La honestidad es la transparencia que
posibilita la purificación, entonces se nos permite acceder a la comprensión de
otros idiomas. Es fundamental ser honestos.
Tenemos también el deber de ser humildes, la humildad como
la llave que va a abrirnos puertas dimensionales y que garantizará que siempre
estemos disponibles para aprender en todas partes, habiendo convertido a la
vida en una escuela multidimensional, habiendo hecho de cada circunstancia, de
cada sorpresa, de cada imprevisto un maestro.
Tenemos el deber de ser simples, absolutamente simples,
insoportablemente simples, esa simplicidad suprema, majestuosa, luminosa que
nos va permitiendo ser básicamente seres que no se complican, seres que no se
agobian, seres que no se preocupan, seres que no son devorados por la ansiedad.
Simplemente seres simples.
El Conocimiento Sagrado de los Andes, la Enseñanza Pachakuty
que nosotros impartirnos en nuestras komunidades es en el fondo el retorno a la
simplicidad vestida de luz.
Tenemos también el deber, esto es fundamental, de ser
coherentes. La coherencia es una piedra fundamental y un pilar básico dentro de
lo que es la Enseñanza Amáutica. La coherencia como este contexto en el cual
germina el poder para que podamos gradualmente vestirnos, de luz, para que el
potencial interior se vaya liberando, para tener la posibilidad y la capacidad
de decirle a cualquiera con el ejemplo de la vivencia como respaldo, lo que
haga falta. De lo contrario tendrías que decir: dentro de un año puedo darte un
consejo>>, porque durante este tiempo tú ya lo habrás llevado a la
Práctica. Lo que decimos no es posible, no tiene fuerza sin nuestra vivencia
diaria. No es posible absolutamente nada que no esté respaldado por la vivencia
profunda.
Tenemos también el deber de ser claros, de ser absolutamente
claros y no tener el temor de decir Sí>> cuando así lo sentimos, de decir
No>> cuando la energía apunta en esta dirección, sin que nos importe lo
que digan los demás; total, todos somos espíritus intentando evolucionar.
Tenemos el deber de ser fieles a la vida. Otro deber
fundamental. Esa fidelidad que se expresa en un bienestar permanente, en un
amarnos, porque ése es otro deber fundamental, el deber de ser amorosos, de
amarnos, el deber de amar incondicionalmente. el deber de amar sin condiciones.
De manera que nuestra vida se convierta en un Festival de Amor, como tendría
que ser, como era para los abuelos.
También tenemos el deber de estar alegres, de permitir que
el entusiasmo se apodere de nosotros. Tenemos el deber de hacer que nuestras
células estén llenas de fervor, de alegría, que salten contentas y formen
rondas de luz. Cuando no estamos alegres nuestras células se ponen tristes, y
también nuestras otras células, las de los ajayus. nuestros cuerpos sutiles.
Cuando hay tristeza el otro sistema inmunológico, porque estamos siempre en
ésta y en otra realidad, empieza a flaquear y hay un tipo de virus, que no vive
en esta realidad, que empieza a afectar y enferma el alma. Esto lo sabían los
abuelos, por eso hay una serie de enfermedades de carácter y origen mágico y
que no pueden resolverse, sino resolviendo este tipo de situaciones que tienen
que ver con el desagravio, con la reverencia, con el devolver la alegría
nuestros días, porque en definitiva tenemos también, y eso es básico, el deber
de ser felices.
Cómo podríamos olvidarnos ese deber tan importante de ser
felices, que convertido en nuestra condición natural, nos permita transitar
esta vida cantando y no quejándonos. danzando y no lamentándonos. Entonces,
hasta veremos a la noche llena de colores.
Entonces, será una oportunidad para seguir creciendo.
Pero es importante saber que tenemos, que tú tienes el deber
de ser feliz, independientemente de lo que pase. No tiene nada que ver lo que
ocurra, no tiene nada que ver lo que en este momento esté pasando en el
entorno. La felicidad o surge desde dentro como un manantial del cual fluyen
espontáneamente las cosas, o realmente estaremos en presencia de algo que de
nada sirve a esta altura de la vida: una alegría artificial. Una felicidad que
surge cuando nos tratan bien y no tienen por qué tratarnos bien. La actitud
para con los demás tiene que estar determinada por el estado de conciencia. Hay
niveles que tienen un estado elemental, bastante básico, bastante primitivo de
conciencia, ésa es la gente que va a tratarnos mal, va a hablar mal de
nosotros. Pero no están haciendo algo malo en contra nuestra, simplemente están
emitiendo lo que su estado de conciencia les permite. No tienes que extrañarte,
no tienes que ofenderte, porque está en su punto de evolución, ¿qué vas a
hacer?, no puedes hacer más. No puedes impedirle a un perro que ladre, es perro
y tiene que ladrar, es lo que puede hacer en este momento. Se trata de dejar
que cada uno actúe como siente que tiene que hacerlo.
Hay otro deber básico y es el deber de ser libres, el deber
de fluir en la más inmensa libertad, como si ella fuera un océano que nos
invita a sumergirnos plenamente, obviamente estamos hablando de libertad con
lucidez, libertad con visión, libertad con amor. Entonces jamás se hará daño,
entonces jamás se verá nadie perjudicado. Es una libertad libre, porque la
libertad, como el Amor, siempre fue libre, más en un contexto de reverencia y
ternura. Pero también tenemos el deber de dejar que los otros sean libres,
porque si nosotros aceptamos la libertad para con nosotros, tenemos que aceptar
la libertad para con los demás. Eso significa básicamente ser capaces de
comprender al otro, ser inmensamente tolerantes, porque en ejercicio de su
libertad esa persona puede cantar o gritar, correr o tropezarse, es su
historia, su proceso. El hecho de haber aceptado la libertad como punto de
referencia para nosotros, nos induce a respetar la libertad de los demás. Quien
aspira a ser libre y no dejar en libertad a los demás, sepa que está cayendo en
una gran contradicción.
Otro deber que nos parece fundamental es el deber de ser
flexibles. Tener la forma del agua, tener todas las formas. Ser inmensamente
flexibles. Ser básicamente tolerantes. Ser como esa ramita de sauce que puede
doblarse en todas direcciones pero no deja de ser rama, sauce, árbol imponente.
Tenemos el inmenso deber de ser fluidos, como lo enseña el hermano río.
De ser cálidos, de ser dulces. La dulzura como la manera de
plantear las relaciones interpersonales. Tenemos el deber de ser tiernos.
Tenemos el deber de ser niños, de jugar, de ser juguetones, de plantearnos la
vida como un juego Sagrado y supremo, donde nadie en ninguna circunstancia nos
impida jugar, donde nadie nos quite las ganas de jugar, donde seamos siempre
capaces de seguir jugando, de recordarnos permanentemente que estamos jugando.
Fragmento del libro "Hijo del Sol" - Autor:
Chamalu
Me encanta este texto. Me lo imprimiré para leerlo de vez en cuando. Gracias ;)
ResponderEliminarÁngel