viernes, 7 de diciembre de 2012

COMO DEJAR DE HACERSE LA VICTIMA


Cuando las cosas no van bien, hay una tendencia general a buscar culpables, victimas o cómplices, todo para evitar responsabilidades y afrontar los problemas.
¿Cómo apaciguar esta actitud tan negativa?
Situarse como víctima, es un mecanismo de defensa útil para no afrontar responsabilidades.
Adoptar este comportamiento es una buena manera de conseguir aquello que uno desea, más consuelo, atención, mayor comprensión por parte de los demás, cambios en su actitud…
Estas personas provocan pena y lástima al resto de personas.
Algunas características utilizan las víctimas, son:
Improvisan historias tristes para que se compadezcan de ellos y no sean requeridos laboral o emocionalmente, no saben afrontar los problemas, lloriquean para evidenciar su incompetencia, haciendo sentir mal al interlocutor responsabilizándolo de su estado.
Se creen tanto sus engaños que construyen sus vidas en base a ellos.
Muestran habitualmente una conducta frágil y rehúyen la entereza y la responsabilidad que deberían tener.
Aunque es difícil corregir esta actitud, es necesario reforzarse para vivir la vida y que su imagen frente al entorno sea mucho más intensa, positiva y equilibrada.
El victimismo, es el arte de utilizar el sufrimiento como recurso. A través de lamentos o de expresar malestar se transmite una pretensión oculta a los demás, despertando en su interior un sentimiento de culpa.
No es bueno hacer sentir lástima, pero si hablar de los traumas y dolores en un ambiente adecuado, sin hacer sentir mal a los que rodean.
Este tipo de comportamiento pesimista tiene su origen en las actitudes negativas hacia el futuro. Si alguien tiene una experiencia desagradable, suele programarla en el futuro más inmediato, por lo que está anticipando, el sentimiento de infelicidad.
Intenta eludir el problema del que es protagonista y busca poner a una persona en su lugar como responsable de su actitud, culpan al otro de los propios errores.
Actitudes cásicos de un manipulador:
Culpabiliza a los demás en nombre del lazo familiar, de la amistad, del amor, de la conciencia profesional, etc.
Traslada su responsabilidad a los demás y elude sus compromisos.
No comunica claramente sus peticiones, necesidades, sentimientos y opiniones.
Responde a menudo de forma vaga.
Cambia de opinión, comportamiento y sentimientos según los estados.
Suplica razones lógicas para disimular sus súplicas.
Hace creer a los demás que tienen que ser perfectos y actuar al contrario de como él lo hace
Pone en duda las cualidades, aptitud y la personalidad de los demás, critica y juzga.
Hace transmitir sus mensajes a otros o los notifica indirectamente.
Siembra discordia y motiva sospechas, divide para vencer.
Se hacer la víctima para que le compadezcan.
No hace caso de las peticiones, aunque dice ocuparse de ellas.
Manipula los principios morales de los demás para satisfacer sus necesidades
Amenaza de forma oculta o chantajea abiertamente.
Cambia de tema en una conversación si se siente aludido o no le interesa.
Evita o elude las conversaciones y reuniones.
Cree en la ignorancia de los otros e impone su superioridad
Es un mentiroso y falsea los hechos para averiguar la verdad, modifica e interpreta.
Es individualista y celoso
No aguanta la crítica y niega la realidad
No tiene en cuenta los derechos, las necesidades y los deseos de los demás.
Su discurso es contrario a sus actitudes.
Es tramposo en su forma de actuar.
Consigue sus fines, a costa de los demás.
Es un manipulador.
Desde su punto de vista siempre es el otro el que tiene el problema y uno mismo quien sufre las consecuencias.
Solamente asumiendo el control de los problemas se podrá salir de ellos con dignidad y eficacia.

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