lunes, 3 de diciembre de 2012

Decretos


Había una mujer que vivía en una ciudad de provincia y deseaba vender su vivienda y sus muebles. Era invierno había caído muchísima nieve, parecía improbable que algún coche o camioneta lograra llegar hasta la estrada de su casa, no le daba importancia a las apariencias, pues le había pedido a Dios que su casa y sus muebles se vendieran a la persona adecuada y a un precio justo. Limpio sus muebles, los mando a colocar en el centro del salón y se dispuso a venderlos, ella me comento: en ningún momento miré por la ventana para ver como caía la nieve, sencillamente creí en las promesas de
Dios. Los compradores llegaron de Forma milagrosa y al poco tiempo y sin tener que pagar a la gente ningún tipo de comisión, había vendido todos sus muebles y la casa. La fé jamás se asoma por la ventana para ver cómo cae la nieve, simplemente se dispone a recibir las bendiciones que ha solicitado.


Mandamiento de venta:
-." Doy las gracias porque esta cosa o propiedad ahora va a ser vendida a la persona adecuada, a un precio justo, dejando satisfechos al comprador y a mí."Da eternas gracias por todos Mis dones buenos y perfectos que derramo sobre ti.
Date cuenta de que siempre tienes lo que necesitas cuando lo necesitas.
Conozco todas tus necesidades incluso antes de que me pidas por ellas.
Eres un/@ administrador/@ de todo lo que te ofrezco;
has de ser, por tanto, un/@ buen/@ administrador/@.
Nunca intentes poseer nada; utilízalo todo con gran sabiduría y comprensión.
Todo lo que tienes te lo he dado para que lo utilices al máximo mientras estás en este plano terrenal.
¿Por qué no disfrutar de ello y agradecerlo sin intentar aferrarte a nada?
Se te ha dado libremente; también tú ofrécelo libremente a las almas que te rodean.
Comparte lo que tienes, y deja de ese modo lugar para que se te pueda dar cada vez más.
Has de saber que todas y cada una de tus necesidades están siendo satisfechas de un modo maravilloso
en la medida en que vives según Mis leyes.

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